(nota: este artículo está escrito originariamente para la asignatura Periodisme de Fonts. Es una crónica de la noche electoral de las elecciones catalanes del 28 de noviembre del 2010 en la sede de ICV)
Sergio Uceda / Barcelona
Hasta los resultados finales, fue una jornada electoral tensa para los ecosocialistas. Al mediodía, los primeros sondeos a pie de urna –que no eran públicos, para no influir en los que aún no habían votado- daban entre ocho y diez escaños a la formación encabezada por Joan Herrera, Iniciativa per Catalunya Verds – Esquerra Unida i Alternativa (ICV-EUiA). La posibilidad de perder hasta cuatro escaños de los 12 que mantenía ICV era un jarra de agua fría para la formación. Sobre todo después de que durante las últimas semanas algunas encuestas les llegaran a dar hasta 14 escaños. Entonces los dirigentes pedían cautela a su militancia ante un excesivo optimismo, para no crear demasiadas expectativas. También cuando la sensación era de todo lo contrario.
Cerrados los colegios electorales, a las ocho de la tarde, Televisió de Catatalunya hizo público los resultados del sondeo a pie de urna, que mantenía la previsión de las dos del mediodía. Ante los periodistas, Laia Ortiz -portavoz de ICV- primero valoró positivamente la participación (ha subido cuatro puntos porcentuales) y después acogió el sondeo con cierta indiferencia: “los resultados confirman las encuestas, que Convergència i Unio (CiU) gana por mayoría y que hay un descenso de las fuerzas de izquierda”. Y ante los resultados de ICV, “prudencia”. La voz de la número 5 del partido temblaba. Reconoció ante una compañera que estaba nerviosa.
Los murmullos y la tensión aumentaron cuando los primeros votos escrutados daban hasta tres diputados al partido xenófobo Plataforma per Catalunya (PxC), y así se mantuvo hasta cerca del 80% del escrutinio. Los periodistas ya daban por hecho su futura presencia en el Parlament. Los militantes se negaban, “tienen que caer”. Y cayeron. Cuando el escrutinio superó el 99%, en el Hotel Catalonia Berna respiraron aliviados, al ver que PxC desaparecía y su partido conservaba 10 diputados. Perdía dos y no cuatro, que para la formación hubiera significado una verdadera derrota.
Salió Joan Herrera acompañado con la cúpula del partido y aclamado por sus militantes. La alegría de la dirección era -en apariencia- contenida. Diría en privado el líder que si se mostraban demasiada contentos, parecería que estaban satisfechos con la victoria de CiU. Pero en ICV estaban muy satisfechos con sus 10 diputados, de no haber perdido los cuatro que los sondeos llegaban a vaticinar, y de que PxC no entrara finalmente en el Parlament. “La crisis ha desgastado a las fuerzas del Govern, pero ICV no lo ha sufrido en la misma proporción”, afirmó Joan Herrera, que también prometió “una oposición beligerante contra los recortes sociales”. Y en un mensaje final que parecía dirigido a militantes y simpatizantes, afirmó que “el futuro de la izquierda comienza mañana mismo. Seremos la izquierda que no se resigna, que lucha por un futuro más justo”.