El presidente estadounidense sitúa la ciencia en el primer plano de su política y anuncia inversiones tanto en investigación como educación
Obama no quiere que EEUU pierda el liderazgo científico mundial. En un discurso ante la Academia de las Ciencias, del 27 de abril del año pasado -tres meses después de su elección-, el presidente norteamericano repasó las medidas adoptadas por su Gabinete, y otras en proyecto, que convertirán la investigación científica en el eje central de la educación y la economía norteamericana. Presentados sus planes, Obama afirmó que “así es como vamos [los norteamericanos] a liderar el mundo con nuevos descubrimientos”. Más inversión, más investigación sobre energías limpias y potenciar los estudios científico-técnicos.
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“Bajo mi administración, la ciencia como algo secundario tras la ideología se ha terminado”. Obama se lamenta de que los recursos destinados a las ciencias físicas hayan caído a la mitad en el último cuarto de siglo. De como esto ha provocado que la investigación de EEUU, sin dejar de ser líder, haya perdido peso. Especialmente ante potencias emergentes como China, cada vez más cerca tanto en materia económica como científica. El presidente recordó el revulsivo que supuso el lanzamiento del Sputnik por parte de la Unión Soviética medio siglo atrás. Como este hecho desató la carrera espacial que condujo al gran desarrollo tecnológico norteamericano y que culminó con la llegada del hombre al suelo lunar. “Pero en este siglo no volverá a haber otro momento como el Sputnik”, afirma Obama, que no espera un nuevo desafío simbólico para reimpulsar la ciencia norteamericana. El presidente estadounidense ha decidido invertir el 3% del PIB de EEUU en investigación y desarrollo. Según Obama, esto superará los niveles de inversión de la Guerra Fría. Representa “el mayor compromiso con la innovación y la investigación científica de toda la historia de América”.
Si antes fue la Luna, ahora lo es la energía. Obama piensa que: “la nación que lidere la energía limpia del s.XXI, será también la nación que lidere la economía mundial del s.XXI”. Cree el presidente que la energía es el gran reto de esta generación. Por ello, EEUU invertirá 150.000 millones de dólares, durante diez años, en fuentes de energía renovable así como en eficiencia energética. Además, Obama se ha propuesto reducir la contaminación estadounidense (una de las mayores del mundo) en más de un 80%, para el año 2050. También ha creado la Agencia para Proyectos de Investigación Avanzada en Energía. Sus siglas en inglés son ARPA-E. Según Obama, no es casualidad que sean estas siglas parecidas a DARPA, la Agencia del Departamento de Defensa para Proyectos de Investigación Avanzada, que inventó la red precursora de Internet (ARPANET) y el GPS. Ambas agencias, según Obama, comparten la voluntad de realizar investigación de alto riesgo pero también de grandes beneficios. El objetivo ahora es crear una energía renovable que resulte muy rentable.
Para el nuevo impulso científico-tecnológico, Obama confía en la educación. El presidente se muestra preocupado porque los alumnos estadounidenses se ven superados por países como Japón, Reino Unido, Korea, Holanda o Singapur. Los estudiantes norteamericanos de 15 años ocupan el puesto 25 en matemáticas y 21 en ciencias dentro del ranking de la OCDE (España ocupa una posición similar). Para Obama, el factor determinante son los profesores. Por eso quiere químicos cualificados que enseñen química en las aulas y que los físicos hagan lo mismo con la asignatura de física. También plantea un sistema competitivo donde los estados con mejores resultados obtengan fondos para mejorar las instalaciones de sus centros educativos. Y ha hecho un llamamiento a los científicos para que pasen más tiempo en las clases hablando con los alumnos, para que expliquen su trabajo y animen a los jóvenes a estudiar carreras de ciencias o ingeniería.
Y es que Obama tiene un sueño: “Imaginaos lo que podremos conseguir con estas medidas. Placas solares tan baratas como la pintura; edificios ecológicos que produzcan toda la energía que consumen… Ampliar las fronteras del conocimiento sobre el ser humano y el mundo que nos rodea”. Y reivindica la investigación fundamental. Que reconoce que puede no producir resultados inmediatos o incluso nunca pero que, cuando lo hace, según Obama, los beneficios son compartidos por todos y superan los costes. Así, recuerda como el descubrimiento del efecto fotoeléctrico y como su posterior desarrollo ha llevado a la creación de los paneles solares. O como el funcionamiento del GPS se sirve de la relatividad. Y más allá de la aplicación técnica o económica, Obama alaba la ciencia por la ciencia. Menciona la maravilla que produjo, para los astronautas del Apolo 8, la visión de la Tierra desde la Luna. Citó las palabras de Bill Anders: “Hicimos todo este viaje para explorar la Luna y lo más importante es que hemos descubierto la Tierra”. Y es que, según Obama, la innovación científica nos proporciona “algo más”. Según él, la ciencia, en esencia, nos aproxima a la verdad tanto como es posible.
Apollo 8 - Earthrise // NASA
Análisis: La pesadilla del mañana
La primera potencia mundial económica y científica ha decidido situar entre sus prioridades la investigación y, especialmente, el desarrollo de las energías renovables. Es un alivio para todos. Los avances científicos estadounidenses repercutirán también, de una forma u otra, en el avance de toda la especie humana. Y si EEUU –u otro país- encuentra la solución al problema energético, toda la humanidad puede darse por salvada.
Resulta además muy positivo ver que el presidente norteamericano reconoce el carácter estético y filosófico de la ciencia. La maravilla del conocimiento por el conocimiento. Y asume la necesidad de inversión en ciencia aunque no siempre produzca resultados. Y es que el progreso humano está estrechamente ligado al saber, aunque éste no tengo carácter práctico.
Sin embargo, no dejan de ser preocupantes algunas de sus palabras –o mejor, sus silencios-. Habla el presidente estadounidense de como el descubrimiento de la relatividad condujo a la invención del GPS. Pero no menciona como ese mismo descubrimiento también se aplicó en la creación de una bomba atómica, que mató a 200.000 personas. Cuando Obama dice que hay que empujar a los estudiantes a que cursen carreras de ciencias o ingenierías, está implícitamente aceptando que es mejor que esos jóvenes no estudien carreras como historia o filosofía. Pero es conocido el dicho de que “los pueblos que no conoce su historia están condenados a repetirla”. Me preocupa, pues, que los próximos presidentes norteamericanos crezcan en unos centros educativos con unos malos profesores de historia, aunque haya excelentes enseñantes de ciencias. No es precisamente el pasado de Estados Unidos el de un país pacífico. Por eso, correr el riesgo de repetir errores del ayer con la tecnología del mañana podría ser catastrófico. Las ciencias son inseparables de las humanidades.
Para más información, consultar: Ciencia en China - Scimago
Sergio Uceda